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¿Cómo es la operación?

La intervención consiste en extirpar las superficies articulares de cada uno de los huesos que componen la articulación enferma  y sustituirlos por los elementos artificiales que constituyen la prótesis. Los tejidos blandos que rodean la articulación son también modificados en la intervención, extirpando el exceso de membrana sinovial que suele estar demasiado desarrollada por la evolución de la enfermedad y también modificando los ligamentos que unen los huesos en la articulación que a veces están retraídos por la deformidad articular que se ha ido produciendo con la evolución de dicho deterioro articular.

Habitualmente al realizar una artroplastia articular, el cirujano ortopédico intenta adaptar al hueso el diseño que mejor vaya con las necesidades del paciente, con la finalidad de que sea más duradera y también para que consiga una mejor funcionalidad según su caso particular.

Las componentes protésicos se pueden fijar  al hueso mediante un cemento acrílico (polimetilmetacrilato), son las llamadas prótesis cementadas,  o engarzados de forma directa (“pres-fit”), son las llamadas prótesis no cementadas. Elegir un sistema u otro depende de la calidad ósea (edad, existencia de osteoporosis, etc) y también de que la zona donde se implanta tenga una forma adecuada al encaje directo. El cemento se utiliza en la actualidad en una cantidad mínima que favorece la osteointegración al hacer las superficies de prótesis-hueso, más coherentes. En gran parte de los casos algunos de los componentes de cada prótesis se cementan casi siempre, ya que la zona en la que implantan presentan una forma anatómica difícil de conseguir un buen encaje (“pres-fit”). Son las llamadas prótesis híbridas.

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¿Cómo es la recuperación?

La intervención, como es fácil de suponer, requiere un daño quirúrgico sobre los tejidos, que va a conllevar un período de cicatrización  y una dificultad temporal para la recuperación de la movilidad y la funcionalidad.

Habitualmente el tiempo de hospitalización es de varios días en los que se realiza un tratamiento hospitalario preventivo de las posibles complicaciones (antibióticos por vía venosa para prevenir la infección, control de la evolución de la herida, etc). La movilización del paciente es precoz, generalmente a partir del 2º día. El alta hospitalaria puede producirse cuando el paciente puede ser autosuficiente. Esta situación se puede producir entre los 5-10 dias aproximadamente. Durante su hospitalización solemos indicar al paciente los ejercicios que pueden realizarse para que el paciente pueda iniciar la recuperación de la articulación intervenida.

Tras el alta hospitalaria, el cirujano ortopédico indicará la pauta de recuperación: tipo de ejercicios y plazos para aumentar los esfuerzos sobre la articulación. Es necesario siempre un período intermedio en el que hay que proteger a la articulación de la carga completa, para favorecer la mejor osteointegración del material artificial sobre el hueso natural. Esto implica el uso temporal de 1 o dos muletas. Los plazos para poder hacer la carga del peso completa y la recuperación de la actividad de esfuerzo, serán graduales y los deberá marcar el cirujano ortopédico según su experiencia y basándose en  el tipo de prótesis, las cualidades individuales de cada paciente, etc.